viernes, 19 de enero de 2018

2. Reino para todos - Mateo



(Mt 9, 35) Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. [Lc 8, 1]


Como ya anunciamos, Mateo utiliza dos frases muy similares para describir la expansión de la Buena Noticia del Reino y su camino hacia la universalidad. Este versículo contiene, básicamente, los mismos elementos que el versículo anterior, con leves modificaciones, que son las que nos interesan. La estructura básica es, primeramente, la mención del nombre Jesús, seguido de la especificación del lugar de acción, y finalmente las tres acciones básicas del ministerio: enseñar, proclamar y curar.

El cambio principal es que mientras Mt 4, 23 sitúa la acción en Galilea, este versículo menciona todas las ciudades y todos los pueblos. El cambio es in crescendo. La fama y la acción de Jesús no sólo se limitan a Galilea, sino que ahora todos los poblados reciben su ministerio. El todo es bastante genérico, y sabemos que Jesús, por la limitación física lógica, no ha recorrido todos los poblados del Imperio, ni siquiera todas las aldeas más cercanas. El genérico nos ayuda a darle perspectiva a la Buena Noticia del Reino. Hay una universalidad que germina y que aumenta el recorrido. Se ha comenzado con los sufrientes de Galilea, pero ahora son todos. La universalidad, como dijimos, tiene sentido si viene desde abajo, desde los que están peor. Jesús puede llegar a todos porque ha llegado primero a los últimos.
Este final del capítulo 9 acondiciona lo que será el envío y discurso misionero del capítulo 10. El modelo del Maestro es el molde para los discípulos. Los Doce son enviados a las ovejas perdidas de Israel, en lo que parecería ser una contradicción de la universalidad. Pero nuevamente el sentido está en la progresión. Para Jesús, primero está la conversión de Israel, y esa conversión suscitará un movimiento mundial de retorno a Yahvé. Primero a las ovejas perdidas, y entre ellas, primero a los enfermos, leprosos y poseídos (cf. Mt 10, 8); o sea, primero a los sufrientes, los oprimidos, los que peor están. El esquema de la misión eclesial es el mismo que el de Jesús. Cuando la Iglesia altera ese orden de la lógica del Reino, se transforma en institución de poder antes que en comunidad del Reino. Mateo recuerda la praxis de Jesús para iluminar la praxis eclesial. Se llega a todos empezando por los menos; se incluye a todos empezando con los excluidos; se abarca a todos concentrándose en los menos.

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